Comunidad San Pablo Apóstol

viernes, 4 de junio de 2010

¿Qué desea Dios?



Evangelizadora y Educadora:
Rosario Parrales Murillo


"Yo he venido para dar vida a los hombres y para que la tengan en plenitud" Jn 10-10

La vitalidad que Cristo ofrece nos invita a ampliar nuestros horizontes, y a reconocer que, abrazando la cruz cotidiana entramos en las dimensiones más profundas de la exisstencia. El Señor nos invita a valorar las cosas y a progresar, también nos previene sobre la obsesión por acumular: "No amontonen tesoros en esta tierra" Mt 6,19
Documento de Aparecida N0. 356

Los fariseos habían reducido su relación con Dios a una serie de cosas que podían o no podían hacerse, pasándo totalmente por alto el propósito por el cual Dios los había apartado para sí.



Trabajar duro es parte de lo que somos llamados a hacer. "Todo lo que viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas" Eclesiastés 9, 10. "La fe si no tiene obras es muerta" Santiago 2, 17. Servir a Dios y a los demás es importante. Pero el servicio nunca debe ser nuestra primera prioridad, el trabajo no es nuestra primera orden. La danza, la predica, el servicio en el comedor infantil, el misionar, el aseo en la casa...no es nuestra primera orden.

Sólo una cosa es necesaria le decía Jesús a Marta, y esto no estaba sucediendo en la cocina, sino allí mismo en la sala, donde él hablaba a los discípulos y María.

¿Qué lugar y cuál es la hora que tiene para hablar con Jesús a solas, en la intimidad y la quietud de su ser?

Jesús no reprende a Marta por estar preparando la cena. No estaba preocupado en lo más mínimo por las capacidades externas de Marta. Fueron sus discapacidades internas las que Él quería examinar; los prejuicios, el orgullo, la discapacidad espiritual del ajetreo del trabajo que la hacía incapaz de disfrutar de la íntima presencia con el Señor. La intimidad con Dios requiere de que abandonemos aquellas cosas que nos hacen sentir cómodos. Sería bueno que hoy nos preguntemos: ¿Por qué no puedo permanecer a los pies de Jesús, cuál es el obstáculo?
A veces trabajamos y trabajamos para agradar a Dios pero no sentimos su amor, y por ello no podemos amar a nuestro prójimo. Vemos que se nos dificulta trabajar con otros.
Si no tenemos cuidado, podemos caer presas de la misma clase de mentira en que calleron los gálatas; mentiras que nos dicen "que debemos de lograr resultados" para ganarnos el amor de Dios. Lo que debemos de comprender es que nuestro Señor no nos eligió para usarnos. En las Sagradas Escrituras nos dice que Dios nos creó porque anhela tener comunión con nosotros. Él desea que le demos la mejor parte, María había descubierto que no se encontraba en la cocina, en la pila, a la par de la lavadora, con la escoba o el palo de piso en la mano, en la oficina, en la panadería, en la universidad, la mejor parte está a los pies de Jesús.
Marta estaba afanada y turbada, con muchas cosas por ello llegó a olvidar a Jesús y sólo recordaba el servicio. ¿Cuántas horas o días le sirvo a Jesús?, ¿Cuántas horas o días paso a los pies de Jesús? -Es fácil confundir deber con devoción, Marta se esforzaba por preparar una mesa digna para Jesús y por ello casi se pierde del verdadero banquete.

Debemos de tener cuidado no vaya hacer que mi adoración se convierta más en trabajo, que llegue a convertirse en un deber más. Que no se vaya a convertir en más que tarea la danza, la evangelización, el servir en el comedor, el reunirnos en la casa de oración, el servir como ministra o lector... y lo voy marcando en mi agenda o lista de cosas a hacer solo como una tarea más en el día o en el mes.

"Sólo una cosa es necesaria", y se encuentra en la verdadera comunión con Él, al leer su Palabra, al orar, al reunirme en comunidad o en el grupo de oración, al ir a la Hora Santa, al escuchar la Homilía, al hacer silencio interior y permitir que Él me hable, al tomar la Santa Eucaristía. Él es el Pan de Vida. Él desea cambiar nuestros corazones y dar poder a nuestra vida.

Somos enviados por Jesús a dar testimonio con nuestra vida de aquello que creemos, estando a los pies de nuestro Señor lo podremos hacer y sólo de esta manera seremos verdaderamente creíbles por lo que decimos.









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